Señores, no sé porqué se espantan del uso de nuestro idioma. Para eso existe, para usarse.
Esto puede hacerse de una forma suave y complaciente, pero también puede ser de una forma dura y precisa. Quizás hasta cruda, mas no por ello es ofensiva.
El comentario viene por la polémica comparecencia de Juan Molinar Horcasitas, Secretario de Comunicaciones y Transportes ante la Comisión del mismo rubro, en la Cámara de Diputados, el pasado 26-Oct-10.
"...Considerando los insultos, las agresiones, las ofensas...", el presidente de dicha comisión, dió por terminada la comparecencia abruptamente antes de lo programado.
En las diferentes redes sociales, inmediatamente empezó la guerra de opiniones en un sentido y otro. Había quienes respaldaban al secretario Molinar diciendo lo peor del diputado.
Otros, apoyaban la postura de Fernández Noroña diciendo que él era la voz de "nosotros" (los ciudadanos) elevada hacia los poderosos, agregando comentarios adicionales que destrozaban, en sentido figurado, al secretario.
Independientemente de mi opinión personal, es evidente que el diputado se enfadó, gritó y manoteó ante la actitud de Molinar, que al uso del micrófono, siempre contestó al diputado con un tono irónico y burlón, llamándole 'mantra' a su discurso. Inclusive, se levantó listo para abandonar la comparecencia, dejando con la palabra en la boca al diputado que le hablaba. Sus guardaespaldas agredieron físicamente a la diputada Sofía Castro (PRI), que le pidió que permaneciera en la comparecencia.
Si bien es cierto que la reacción iracunda del diputado no debió ocurrir, también es cierto que jamás, en ningún momento profirió una sola ofensa, vulgaridad o altisonancia para el secretario.
¿Por qué los mexicanos estamos acostumbrados a querer suavizar o matizar las circunstancias con palabras suaves y delicadas?
Las cosas por su nombre. Un carro, es un carro, un caballero es un caballero y un libro es un libro. Decir las cosas, no es una ofensa.
Parcialidad en los medios masivos de comunicación.
Por su parte, televisa presentó con Joaquín López-Dóriga una nota en donde exclusivamente enseña el reclamo airado del diputado Fernández Noroña cuando lo están reconviniendo por supuestamente, haber insultado al secretario Molinar, sin embargo, no muestra nada de lo que provocó que el diputado reaccionara así, haciéndolo ver como el malo de la historia.
Cirgo Gómez Leyva hizo lo propio en Milenio TV, diciendo: "El insulto se instala en la Cámara de Diputados", mostrando y repitiendo una y ota vez la parte del video en donde Fernández Noroña manoteaba, molesto. Esto tenía una clara tendencia: dejar ver al diputado como un energúmeno.
Creo que ambos periodistas debieron mostrar los argumentos de Fernández Noroña y de Molinar Horcasitas por igual, permitiéndo así al público formar su propia opinión.
Pero esto no fue así y no es una coincidencia. Fernández Noroña defiende a las clases desprotegidas, ataca a los poderosos, incluyendo medios de comunicación, con la contundencia de sus argumentos, con la claridad de sus palabras y sobre todo, con la razón.
Tampoco fue coincidencia que días antes, el secretario Molinar pese a viento y marea, otorgó a Televisa la llamada 'licitación 21'.
Que cada quien saque sus propias conclusiones, pero con todos los elementos de juicio, no con una información desviada o tendenciosa, en ningún sentido.
