Como consecuencia del proceso electoral que vivimos en México, nos encontramos ante 2 mundos paralelos en los que se aprecian realidades muy distintas.
Por un lado, tenemos esa elección perfecta e impecable que los grandes medios informativos dicen que tuvimos los mexicanos, en donde “candados” y medidas de seguridad “blindaron” el proceso.
Tal versión es respaldada por autoridades electorarles, algunos partidos políticos, 2 de los candidatos perdedores o hasta el propio Felipe Calderón.
Por otro lado, tenemos una realidad abismalmente distinta, que vemos quienes somos asiduos usuarios de redes sociales o lectores de medios alternativos, en donde hierven versiones y evidencias de ilegalidad:
Casillas cuyo número de votantes duplicó el de su listado nominal, boletas electorales auténticas, votadas a favor del PRI desde días antes de la elección, compra y coacción del voto de muy distintas formas, robo de urnas en lugares donde coincidentemente, el PRI no era favorecido, etc.
Vemos también incongruencias entre los resultados desplegados de casillas con su actas respectivas y los resultados capturados en el PREP.
El favoritismo y distorisión de la realidad por parte de los grandes medios masivos de información, es un factor importante para inclinar la balanza. Recordemos la accidentada visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana, de la que los 70 periódicos de la Organización Editorial Mexicana dijeron al día siguiente en primera plana: "Éxito de Peña en la Ibero, pese a intento orquestado de boicot".
La cereza en el pastel es la inacción de nuestras autoridades electorales: FEPADE, IFE y TEPJF, que después de mostrar una ceguera avasalladora ante las irregularidades, no tuvieron otra opción que recibir las denuncias de inconformidad que les fueron presentadas, haciendo aún esfuerzos increíbles por justificar las ilegalidades cometidas, pisoteando ellos mismos toda norma jurídica vigente en nuestro país.
Ahí están los dos mundos paralelos, las dos realidades que vemos los mexicanos. No sé con cual se identifique usted, pero lo cierto es que el TEPJF será quien tenga la última palabra.