En una incursión, el Ejército Colombiano atacó una célula del grupo, yo digo terrorista, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.
En este suceso, eliminaron a uno de los principales líderes de las FARC, Raúl Reyes, además de otros colombianos integrantes de este grupo armado.
Como consecuencia de este ataque, también abatieron a algunos mexicanos e hirieron a otra más.
Las ideas, comentarios y posiciones con respecto a este asunto son encontradas entre sí. Para unos, esos muertos ya son mártires de guerra, mexicanos ejemplares que injustamente acabaron como víctimas de un conflicto en el cual nada tenían que ver.
Para otros, no eran más que izquierdosos. Insurrectos revoltosos sin oficio ni beneficio.
Mártires o no, inocentes o culpables, lo ignoro. Cada quien podrá formar su propia opinión al respecto.
Yo, de ninguna manera celebro su muerte, pero de algo estoy seguro: niños no eran.
Eran adultos que sabían bien lo que hacían. Sabían bien a donde iban y con quienes iban.
Porsupuesto que conocían los riesgos que implicaba ir con un grupo terrorista y pese a ello, decidieron ir. Es más, recordemos que hasta uniforme de las FARC portaban.
Así que para mí, están muy lejos de ser los mártires que muchos pretenden hacernos creer.
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